Ya sé, no es el "Mejor momento"
Quiero entender cuando es que debo ser oportuno, para no representar a un personaje adefesio, o ridículo. Y quiero, blandirme como un espejismo por los contornos de las verdades evidentes, tratando de asimilar lo que me concierna, sin resentimientos.
Que no me toque estropear "asuntos trascendentales", ni que mis palabras se viertan en afán de incomodo; que mi percepción me lleve a no expresar mis ánimos en cualquier circunstancia, ni que de alguna forma la sarta de emociones que ahora me condena, fluya sin premeditación.
Ya sé, solo debo calcular, predecir, evidenciar... Y si aún así no doy con el "Mejor momento", entonces, que me quede la tolerancia, la comprensión, el entendimiento de que "no siempre un momento cualquiera es la mejor ocasión".
Por ahora no abriré más este sepulcro que encierra mi tacto, antes prefiero que la congoja me allane a solas, como debió de ser siempre... No, tristeza no, satisfacción no, talvez solo vergüenza. Pero "Fortuna" ya ha dispuesto el pasado y lo que vendrá, así que hoy trataré de no asustarme. Bueno, toda la vida he tratado.
Hay un rincón que me acoge sin apuros. En él hay vientos cálidos, noches de lunas que tienen formas de "O", remembranzas de confidencias, alardes de pensamientos Bolcheviques y más, mucho más, sobre todo tranquilidad. Debería ir allí esta noche y refugiarme de este miedo repentino que está a punto de asfixiar en mí todo deseo; debería no amilanarme por unas “pocas palabras” e irme, sí, a encontrar y planear mis respuestas futuras. Pero no, quiero ir en contra esta vez.
Hoy anhelo no encontrar un equilibrio ecuánime. Ascender y que nunca acabe, volar, volar..., elevarme entre melodías y acordes, con sueños eternos, paz, ganas de no mirar la claridad y de cerrar los ojos al mundo; volar sin más depresiones, sin lágrimas, sin recuerdos malos…
Cuando mis alas se inmovilicen, seguro que ya habrá un “Mejor momento”.
Quiero entender cuando es que debo ser oportuno, para no representar a un personaje adefesio, o ridículo. Y quiero, blandirme como un espejismo por los contornos de las verdades evidentes, tratando de asimilar lo que me concierna, sin resentimientos.
Que no me toque estropear "asuntos trascendentales", ni que mis palabras se viertan en afán de incomodo; que mi percepción me lleve a no expresar mis ánimos en cualquier circunstancia, ni que de alguna forma la sarta de emociones que ahora me condena, fluya sin premeditación.
Ya sé, solo debo calcular, predecir, evidenciar... Y si aún así no doy con el "Mejor momento", entonces, que me quede la tolerancia, la comprensión, el entendimiento de que "no siempre un momento cualquiera es la mejor ocasión".
Por ahora no abriré más este sepulcro que encierra mi tacto, antes prefiero que la congoja me allane a solas, como debió de ser siempre... No, tristeza no, satisfacción no, talvez solo vergüenza. Pero "Fortuna" ya ha dispuesto el pasado y lo que vendrá, así que hoy trataré de no asustarme. Bueno, toda la vida he tratado.
Hay un rincón que me acoge sin apuros. En él hay vientos cálidos, noches de lunas que tienen formas de "O", remembranzas de confidencias, alardes de pensamientos Bolcheviques y más, mucho más, sobre todo tranquilidad. Debería ir allí esta noche y refugiarme de este miedo repentino que está a punto de asfixiar en mí todo deseo; debería no amilanarme por unas “pocas palabras” e irme, sí, a encontrar y planear mis respuestas futuras. Pero no, quiero ir en contra esta vez.
Hoy anhelo no encontrar un equilibrio ecuánime. Ascender y que nunca acabe, volar, volar..., elevarme entre melodías y acordes, con sueños eternos, paz, ganas de no mirar la claridad y de cerrar los ojos al mundo; volar sin más depresiones, sin lágrimas, sin recuerdos malos…
Cuando mis alas se inmovilicen, seguro que ya habrá un “Mejor momento”.
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