miércoles, abril 15, 2009

Romance del enamorado y la muerte


(Anónimo)


Un sueño soñaba anoche,
sueñito del alma mía,
soñaba que entre mis brazos
mis amores tenía.

Entra señora muy blanca,
muy más que la nieve fría
—¿Por dónde has entrado, amor?,
¿por dónde has entrado, vida?

Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías
—No soy el amor, amante,
soy la Muerte, Dios me envía.

—¡Ay Muerte tan rigurosa!
Déjame vivir un día.
—Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.

Muy deprisa se calzaba,
más deprisa se vestía,
ya se va el enamorado
a donde su amor vivía.

—Ábreme la puerta, Blanca,
ábreme la puerta, niña,
—Esta noche no ha de ser,
que la ocasión no es propicia,

mi padre no fue a palacio,
mi madre no está dormida.
—Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, mi vida.

La Muerte me anda buscando,
junto a ti vida sería.
—Vente para la ventana,
donde labraba y cosía,

te echaré cordón de seda,
para que subas arriba,
si la seda no alcanzara,
mis trenzas añadiría.

Se rompió el cordón de seda.
La Muerte que allí venía:
—Venga ya el enamorado,
que la hora ya es cumplida.

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