(Charles Baudelaire)
Los amantes fogosos, los sabios respetables,
sienten, cuando maduros, igual debilidad hacia los gatos,
orgullo de la casa, que son como ellos
sedentarios y al frío vulnerables.
Amigos de la ciencia y de la sensualidad,
prefieren el silencio y las tinieblas crueles,
del Erebo serían fúnebres corceles
si su altivez cediese ante la majestad.
Cuando sueñan, adoptan las soberbias posturas
de las grandes esfinges que en lejanas latitudes
solitarias se pierden en un sueño de piedra.
Mágicas chispas arden en sus garras tranquilas
y granos de oro como arena invisible
alumbran vagamente sus ojos insondables.
0 comentarios:
Publicar un comentario