jueves, noviembre 06, 2008

Carta 4

Lunes, 07 de julio

Espero que prestes atención a mis palabras, que aunque pocas, representan la emoción que estuve a punto de perder hoy.

Estimada D.

Te escribo estas palabras porque, siendo ya hoy lunes, de madrugada, se me ocurrió que podría dirigirme a ti sin desestimar mi emoción, que es grande (lo es en este instante). Ciertamente el regocijo me embarga, como que me está mostrando el final del horizonte colorido de tu cuerpo, en tiempo real, ahora... Veo tu rostro y en el tu sonrisa me está enseñando una forma excéntrica de sentirme bien... Veo tu cuerpo desnudo encima de las sábanas y te escucho decir que tienes vergüenza. Y yo, "¿de qué?" Pero la tienes y aun así permites que la luz siga prendida y, ¡entonces me siento con excesiva dicha!... Te observo más, en la penumbra. Estás ahí sobre tu cama, rodeada de almohadas, recostada sin imaginar que estoy cerca, cuidando de no perderme ni un solo movimiento tuyo. O donde estuvieses, con ruido y melodías, rodeada de personas... No importa donde, y no, porque hoy quiero amarte así, con todos tus defectos y prejuicios; hoy quiero amarte sin que me importe tus reservas y sin imaginar lo que pueda pasar de aquí a 20 años..; hoy, mujer, amarte me hace feliz, y me basta.

0 comentarios:

Publicar un comentario