Vacías pruebas,
confesiones, ensueños,
¡la madrugada, la oscuridad!
Ansiedad, o abismo,
¿qué es lo que me espanta?
En todo lugar hay caída:
dentro y fuera,
aquí a mi alrededor,
en mis párpados,
en mis oídos,
en mi boca,
¡en todas partes!
Y las voces,
las que acabo de imaginar,
me reclaman el sueño, que se aleja,
y se lleva esa paz que trato de rescatar.
¿Ansiedad o abismo?,
pienso, e imagino que,
intenciones hay que no me encuentran,
que se resisten a buscarme,
que ahora reposan en un cuerpo dormido.
Me espanta esta caída,
como que un espiral me seduce
y me hace girar...
Como que el cielo,
que no percibo porque no me interesa verlo,
me estuviese absorbiendo sin que lo advierta.
¿Dónde? ¡Dime dónde!
¿De entre los escombros,
y con mudas entonaciones?
¿De entre los sueños y con imágenes,
sin que pueda tocarte?
¿Dónde?
Acaso no en el escenario de unas palabras rápidas,
letales, acorde al paso de los días,
que son como alfileres que van matándome lento.
Acaso no una en una despedida fugaz,
tal si el desprecio fuera un consuelo o aliciente,
y mis pasos no existieran.
O ha de ser,
en la niebla de tus reproches
que a mi "entrega" enaltece.
¿Dónde? ¡Dime!
¿Es aquí, en donde nos tocó vivir?
¿Es en esta madrugada, a esta hora?
¿Las 2:29, es la hora correcta?
Lo es. Y debo decir, una vez más,
que eres indispensable.
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