Desvanecerme en un segundo, con lentitud,
equivale a una caída atroz, cruel, infinita.
Y la caída es, en este caso,
horas de espera, silencio,
y DE-SES-PE-RAN-ZA...
Desvanecerme, digo,
sin entender lo precipitado que es no entenderte,
siendo como soy, ingenuo, torpe,
o lo que es peor o mejor:
¿Un tipo con mucha suerte?
En todo caso,
voy.
¡Adelante!
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